Cartas a Lucilio

Carta 96: La vida es una lucha continua

96

La vida es una lucha continua. Los infortunios son propios de la vida, como en un largo viaje lo son el polvo, la lluvia y el barro

1

¿Es de veras que te indignas y lamentas, sin entender que en estas cosas no hay otro daño sino ese hecho de que te indignes y lamentes? Si quieres que te diga la verdad, no creo que exista para el hombre otra calamidad sino la de pensar que existe en el mundo alguna cosa que para él es una calamidad. El día que ya no pueda soportar una cosa cualquiera, ya ni a mí mismo podré soportarme. Si tengo poca salud, es una parte de mi destino; si los esclavos se me mueren, si paso angustias por mis rentas, si se me hunde la casa, si me veo perseguido por daños, heridas, trabajos y temores, son cosas corrientes. Y más aún, son cosas obligadas. No vienen por azar, sino por decreto.

2

Si merezco de ti alguna fe, voy a declararte mis sentimientos íntimos: he procurado acostumbrarme de tal manera a todo aquello que es gravoso y adverso, que no obedezco a Dios, antes bien, consiento lo que me envía; le sigo por voluntad, no por necesidad. Nada puede acontecerme que me encuentre triste y con rostro adusto; no quiero pagar ningún tributo de mal talante. Y tributos de la vida son todas aquellas cosas que nos hacen gemir y nos atemorizan, respecto a las cuales, querido Lucilio, no debes aguardar la impunidad ni pedirla.

3

Un mal de piedra te acongoja, te han llegado cartas que te afligen, has tenido incesantes pérdidas, y yendo aún más allá, has temido por tu vida. ¿Por ventura ignorabas que al desear la ancianidad deseabas todas estas cosas? Todo esto queda comprendido en una vida larga, tal como en un largo viaje encontramos polvo, lluvia y barro.

4

«Es que yo quería vivir, pero libre de toda incomodidad.» Palabras tan afeminadas no son propias de varón. Toma como quieras el voto que hago para ti, no sólo de todo corazón, sino también con corazón magnánimo: que ni los dioses ni las diosas te concedan vivir entre delicias.

5

Pregúntate a ti mismo si, en el caso de que los dioses te dejaran escoger, optarías por vivir en el mercado o en el campo de batalla. Así es, Lucilio; la vida es lucha. De igual manera, aquellos que son sacudidos de un lado para otro, que andan arriba y abajo por caminos duros y trabajosos, aquellos que acometen empresas arriesgadas, son los varones fuertes y los elegidos en los campamentos; pero aquellos que, mientras los demás trabajan, se entregan a un vergonzoso descanso, son perezosos a quienes dejamos vivir sólo para hacerles burla.

Download Newt

Take Cartas a Lucilio with you